¿Debería haber edad mínima para ir al gimnasio?

Los menores de edad pueden tener diferentes razones para querer entrenar en un gimnasio: mejorar la condición física, su estética corporal, su desarrollo personal o su salud mental, además de prevenir enfermedades futuras, y, sobre todo, socializar con otros de su edad y con personas mayores, algo que les puede enriquecer mucho.

Sin embargo, en ocasiones se encuentran con el impedimento de tener que esperar hasta una determinada edad para poder hacer uso de las instalaciones del gimnasio en solitario, sin el acompañamiento físico de sus padres o tutores legales.

Para muchas personas, esta es una buena decisión. Argumentan que los menores se pueden hacer daño, que van a parar de crecer, que molestan demasiado y ocupan un espacio que no es para ellos...

A continuación vamos a responder con argumentos a la pregunta ¿debería haber una edad mínima para entrenar en un gimnasio?

Entrenamiento de fuerza en niños
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Beneficios del entrenamiento de fuerza en niños: mitos vs hechos

Dichos y creencias erróneamente popularizadas. ¿De verdad puede el entrenamiento de fuerza practicado desde la infancia llegar a provocar efectos negativos sobre el crecimiento o incluso resultar potencialmente lesivo para el niño o adolescente?

Es posible que sea uno de los temas sobre los que existe una mayor desinformación, especialmente en los círculos ajenos al mundo de la musculación y los deportes de fuerza. Por este motivo, antes de dar respuesta a la pregunta principal del artículo, queremos exponer la realidad sobre el entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes.

Y es que, resulta sorprendente que todavía algunos puedan argumentar que uno de los motivos para establecer una edad mínima de uso de las instalaciones del gimnasio sin supervisión sea que “el entrenamiento de fuerza puede ser perjudicial para los más pequeños”. Más aún cuando, en la actualidad, existe un gravísimo problema de salud en el mundo occidental como la alta incidencia de sobrepeso y obesidad de niños y adolescentes.

Atentos a los datos, porque asustan: en los países europeos, la inactividad física entre niños y adolescentes oscila entre el 10 y el 39%, pero es que hasta el 60% realiza un nivel de actividad física bajo durante el día (estudio, metanálisis). Es decir, que solo 4 de cada 10 niños cumple con las recomendaciones diarias de actividad física para su edad (Figura 1). 

¿Y aún hay quien se preocupa de que no realicen entrenamiento de fuerza cuando, en realidad, lo que pasa es que ni siquiera se mueven lo suficiente?

Actividad física diaria niños
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Figura 1. Solo 4 de cada 10 niños cumple con las recomendaciones diarias de actividad física para su edad (Inchley et al., 2020). Esto es un grave problema de salud pública, no solo en el presente, sino si miramos también las consecuencias socioeconómicas a largo plazo.

Resulta evidente que un entrenamiento de fuerza mal estructurado e incorrectamente adaptado a la capacidad física de toda persona, sea cual sea su edad, puede resultar potencialmente lesivo, pero también existe una sólida evidencia científica de que el entrenamiento de fuerza diseñado con la correcta progresión de intensidad y volumen, así como con la supervisión de un profesional, puede resultar potencialmente beneficioso para el desarrollo físico y psicológico de niños y adolescentes (revisión, metanálisis, posicionamiento).

Hasta finales del s. XX no se tuvieron suficientes pruebas empíricas para tener certeza de que el entrenamiento de fuerza para edades tempranas es adecuado.

Actualmente es posible constatar, que el organismo humano es entrenable durante todo el período vital, si bien esta posibilidad de entrenamiento está sujeta, en ocasiones, a notables oscilaciones que dependen de la fase de desarrollo individual.

En el caso de los niños, no hay una edad específica en la que un niño "deba" comenzar el entrenamiento de fuerza, sino que es importante introducirlo de manera adaptada durante la infancia (preadolescencia), en lugar de durante la adolescencia, por algunas razones.

A edades tempranas, el rendimiento de las habilidades motoras como correr, saltar y lanzar mejora tanto en niños como en adolescentes, pero las mejoras son mayores en los niños

La explicación, atendiendo a los estadios de desarrollo y crecimiento de niños y niñas, se sustenta en que están preparados para la adquisición de habilidades motoras fundamentales y fuerza fundamental porque exhiben niveles más altos de plasticidad neuronal antes de la pubertad, lo que los hace más "flexibles" para el crecimiento mental y físico.

También puede haber ventanas de oportunidad específicas durante la preadolescencia donde hay una adaptación acelerada natural para un rango de cualidades biomotoras, y no incorporar el entrenamiento de fuerza dentro de estas ventanas puede limitar el desarrollo actual y futuro de tales habilidades, incluida la coordinación intramuscular e intermuscular, y el control motor.

Una vez que el niño llega a la adolescencia, los componentes físicos avanzados (habilidades deportivas específicas, potencia e hipertrofia) se convierten en focos más importantes debido al cambio hormonal que ocurre durante esta etapa, con especial mención al aumento del ambiente interno androgénico.

Conociendo todo esto, puede que entrenar en el gimnasio, incluyendo también trabajo con su propio peso corporal, sea una excelente opción para entrenar la fuerza, divertirse, generar adherencia y formar hábitos que puedan seguir realizando cuando sean adultos.

El entrenamiento de fuerza diseñado con la correcta progresión de intensidad y volumen, así como con la supervisión de un profesional, puede resultar potencialmente beneficioso para el desarrollo físico y psicológico de niños y adolescentes. De hecho, no incorporar el entrenamiento de fuerza en estas edades puede limitar el desarrollo actual y futuro de habilidades físicas, incluida la coordinación intramuscular e intermuscular, y del control motor.

¿Cuál es la edad mínima actual para entrenar en el gimnasio?

La edad mínima para hacer uso de las instalaciones de un gimnasio sin la presencia de tutores legales puede variar según el país, la ciudad, la provincia o el gimnasio específico

Por lo general, se establece una edad mínima cercana a los 15 años de edad, aunque algunos gimnasios, incluso, han adelantado la edad de uso en solitario a los 12 años siempre que sea autorizado previamente por sus padres o tutores legales (enlace).

Además, es posible que bajo criterio médico debidamente informado, junto con la autorización de los padres o tutores legales, ciertos gimnasios permitan el uso de las instalaciones a menores de la edad mínima por necesidades específicas. En estos casos, habrá supervisión por parte de un entrenador debidamente cualificado para ejercer su profesión.

La razón detrás del establecimiento de la edad mínima es garantizar la seguridad y bienestar de los menores, ya que el entorno de un gimnasio puede presentar ciertos riesgos si no se toman las precauciones adecuadas.

Sin embargo, es curioso y anecdótico responder a esta pregunta conociendo lo que ocurría hace miles de años en los gimnasios, ya que, al menos en parte, Grecia y Roma plantaron la semilla del límite de edad.

En la época griega y romana (s.V – s.II a.C), ya existían los gimnasios, y tenían una importancia significativa en la sociedad, pero su enfoque y estructura eran diferentes a los gimnasios modernos. Tanto en la antigua Grecia como en Roma, los gimnasios no solo eran lugares para el ejercicio físico, sino también centros de educación y formación integral de los jóvenes.

En la antigua Grecia, los gimnasios eran conocidos como "gymnasion" o "palestra", y eran lugares donde los hombres jóvenes, llamados "ephebos", se congregaban para recibir educación física, entrenamiento atlético y también instrucción moral y cultural (Figura 2).

Representación antigua en piedra
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Figura 2. Representación antigua en piedra del entrenamiento en los gimnasios de la época griega.

El ejercicio físico formaba parte esencial de la educación griega, ya que se consideraba que un cuerpo fuerte y saludable era necesario para cultivar una mente igualmente fuerte y virtuosa.

En la antigua Grecia, los jóvenes podían comenzar a participar en actividades físicas y educación en el gymnasium desde los 12 o 13 años. La educación se centraba en ejercicios corporales, lucha, carrera, salto y otros deportes que fomentaban la agilidad, la fuerza y la destreza física.

Por otro lado, en la antigua Roma, el concepto de los gimnasios también existía, aunque se les llamaba "palaestrae". Al igual que en Grecia, los romanos consideraban importante el ejercicio físico como parte de la educación y la formación de la juventud

En la palaestra, los jóvenes romanos podían practicar lucha, boxeo, carrera y otros ejercicios para desarrollar su cuerpo y habilidades físicas.

Muchos pensadores antiguos tenían una posición clara sobre el ejercicio físico en la juventud. Uno de los defensores más destacados fue el filósofo griego Platón. En su obra "La República", Platón resaltó la importancia de la educación física junto con la educación intelectual y moral. Según él, el ejercicio físico en los jóvenes debería ser parte esencial de su formación para desarrollar un carácter equilibrado y una ciudadanía virtuosa.

Además, Hipócrates, el famoso médico griego conocido como el "padre de la medicina", también promovía la actividad física y la gimnasia como elementos esenciales para mantener la salud y prevenir enfermedades.

En resumen, en la época griega y romana, los gimnasios eran centros educativos integrales donde los jóvenes recibían educación física, entrenamiento atlético y formación moral y cultural. La edad mínima para acceder a estos lugares solía ser alrededor de los 12 o 13 años, y se entendía la práctica del ejercicio físico como parte fundamental del desarrollo y bienestar de los jóvenes.

Desde entonces, han cambiado muchas cosas – ¿a mejor o a peor? – y el establecimiento actual de la edad mínima se basa en diversas consideraciones que, al menos en parte, aún mantienen parte de la esencia Antigua:

Seguridad

Los equipos y maquinaria del gimnasio pueden ser peligrosos si no se utilizan correctamente o sin la supervisión adecuada, ya seas menor o mayor de edad.

La edad mínima se establece para asegurarse de que los usuarios tengan la madurez suficiente para comprender y seguir las reglas de seguridad. Esto generalmente se atribuye a los adultos y no tanto a los niños y adolescentes, aunque como bien sabemos, la edad cronológica no siempre coincide con la biológica ni con la madurez.

La presunción de que los niños necesitan una protección especial que los adultos no, se deriva al menos al menos tres perspectivas diferentes.

En primer lugar, puede derivar del hecho de que si bien la actividad o experiencia puede tener consecuencias dañinas también para los adultos, él o ella debe ser libre de correr el riesgo de ser explotado o abusado, siempre que participe voluntariamente y con plena conciencia de los peligros. Sin embargo, no se considera que el niño sea competente para hacer esa misma elección.

En segundo lugar, también puede deberse al hecho de que el niño sufriría daño particular o especialmente grave que un adulto no sufriría al estar sujeto a la misma forma de tratamiento.

En tercer lugar, los niños requieren una protección especial para evitar que los adultos en posiciones de autoridad de negar, abusar o explotar sus derechos.

Quizás esta sea la razón con más peso y coherencia para establecer una edad mínima de uso del gimnasio.

Responsabilidad legal y cumplimiento normativo

Los gimnasios buscan evitar posibles problemas legales y demandas en caso de que ocurran accidentes con menores de edad no supervisados.

Además, algunas regulaciones locales pueden establecer una edad mínima para ciertos establecimientos, y los gimnasios deben cumplir con estas normativas.

¿Qué dice la ley (en España) al respecto?

En España, la nueva Ley del Deporte se publicó el 31 de diciembre de 2022 en el Boletín Oficial del Estado.

En su artículo 7, la Ley 39/2022, de 30 de diciembre, del Deporte expone la regulación de la práctica deportiva de las personas menores de edad. En el apartado 2 de dicho artículo, se expone lo referente a una posible edad mínima para la práctica deportiva:

La práctica deportiva que realicen las personas menores de edad deberá ser ajustada y proporcional, en cada momento, a su desarrollo personal, a sus capacidades físicas, psíquicas y emocionales, de acuerdo con la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, de modificación parcial del Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil, con la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, y con lo dispuesto en las normas y convenios internacionales suscritos por el Estado”.

En el resto del documento no hay alusión alguna a una edad mínima concreta para la realización de práctica deportiva en instalaciones como los gimnasios, si bien se expone claramente que la protección y cuidado de los menores es una obligación social en relación con la práctica deportiva.

¿Es recomendable que exista una edad mínima para entrenar en el gimnasio?

En base a este análisis, parece que es recomendable que exista una edad mínima para entrenar en el gimnasio sin supervisión de un entrenador personal o el acompañamiento de sus padres o tutores legales.

La edad mínima recomendable sería entre los 14 y 15 años, y se establece para garantizar la seguridad, el desarrollo apropiado y la madurez física y mental de los jóvenes: igual que existe un límite de edad para adquirir los derechos y responsabilidades de un adulto, hay ciertos límites de edad por debajo de la mayoría de edad para realizar ciertas actividades sin supervisión, pero que se pueden realizar con consentimiento expreso.

Quizás no es justo en todos los casos porque, como venimos explicando, la edad cronológica y biológica, así como la madurez, no tienen por qué ir a la par; y siempre habrá niños y adolescentes más adelantados a lo que marca su carnet de identidad.

Una posible solución para estos casos sería realizar algún tipo de test psicotécnico adaptado al contexto específico, pero no es tan viable como establecer una edad mínima.

Por otro lado, también hemos visto que el entrenamiento de fuerza realizado con supervisión y adaptado a cada niño/a tiene numerosos beneficios y es mejor empezar a realizarlo cuanto antes (calistenia, resistencias elásticas, máquinas, poleas…).

Por tanto, siempre que los padres expresen su consentimiento para que un menor realice ejercicio físico supervisado directamente por ellos mismos o por un profesional cualificado, no parece tan coherente establecer un límite de edad para usar las instalaciones del gimnasio (Figura 3).

Y en este momento es importante recordar que resulta esencial que los gimnasios cuenten con entrenadores capacitados en el entrenamiento de niños y adolescentes, ya que sus necesidades y capacidades son diferentes a las de los adultos. 

La supervisión adecuada, directa y personal es crucial para evitar lesiones y asegurar que los ejercicios sean apropiados para su etapa de desarrollo.

Padre entrena junto a su hija
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Figura 3. Siempre que los padres expresen su consentimiento para que un menor realice ejercicio físico supervisado directamente por ellos mismos o por un profesional cualificado, no parece tan coherente establecer un límite de edad para usar las instalaciones del gimnasio. El entrenamiento de fuerza realizado con supervisión y adaptado a cada niño/a tiene numerosos beneficios

Creemos que esto es lo más lógico para bien de todas las partes, sin embargo, la existencia de una edad mínima siempre generará debate porque siempre van a existir diferentes hipótesis y teorías sobre si los niños y los adultos deben tener los mismos derechos.

Los defensores del liberalismo afirmarán que la separación moderna del niño y el mundo de los adultos es una discriminación injustificable y opresiva. Por lo tanto, los niños deben tener derecho a todos los derechos y privilegios que poseen los adultos, sobre todo el derecho a la autodeterminación y libertad. 

Por el contrario, los más paternalistas afirmarán que los niños no deben ser vistos como agentes auto determinantes, ya que aún no pueden tomar decisiones racionales y autónomas y por lo tanto, necesitan que los adultos tomen decisiones por ellos.

Desde nuestra perspectiva, que haya una edad mínima no compite, sino que es acorde, con derechos del niño como el derecho del niño a no ser discriminado, el derecho del niño a la emancipación progresiva y la autonomía, así como su derecho al desarrollo físico y mental.

En conclusión, el entrenamiento en el gimnasio puede ser beneficioso para los niños y adolescentes, pero se debe realizar con precaución y bajo la supervisión adecuada. 

La edad mínima para hacer uso de las instalaciones del gimnasio sin supervisión pero con consentimiento se establece con el propósito de asegurar la seguridad y el bienestar de los menores durante su entrenamiento.

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