A día de hoy, existen numerosos debates en torno a los productos homeopáticos; y es que la homeopatía sigue suponiendo una de las mayores controversias en el mundo de la terapéutica ya que sus principios parecen carecer de fundamento científico. A continuación, ofrecemos detalles.

¿Qué es la homeopatía?
La homeopatía se define como el método curativo de algunas enfermedades, basado en la aplicación de pequeñas dosis de sustancia que se encontrará diluida en diferentes preparaciones, generalmente acuosas o hidroalcohólicas. Es un método terapéutico que fue desarrollado por Samuel Hahnemann y que, a día de hoy, sigue siendo utilizada en todo el mundo.
La homeopatía se basa en dos principios:
- El primero afirma que todos aquellos compuestos que produzcan signos y síntomas de una patología en concreto en individuos sanos producirá la cura de esta misma enfermedad.
- Por otro lado, el segundo principio afirma que las fórmulas homeopáticas seguirán manteniendo la actividad a pesar de ser sometidas a repetidas diluciones, incluso si estas se diluyen más allá del número de Avogadro (número de partículas elementales, usualmente átomos o moléculas, en un mol de una sustancia cualquiera, equivalente a 6,02 x 1023).
Esto es respaldado gracias al efecto memoria del agua, siendo esta capaz de recordar (desde un punto de vista de la actividad) las sustancias que han estado en contacto con ella.
Básicamente los preparados homeopáticos parten de una dosis “x” que será diluida en agua o alcohol sucesivamente (diluciones seriadas), manteniendo el mismo efecto que tenía inicialmente ya que el agua presenta efecto memoria:
- De la sustancia pura... (tubo 1),
- ... se hace una disolución en agua con el 10% de sustancia pura + 90% de agua (tubo 2),
- Se vuelve a hacer una disolución en agua con el 10% del tubo 2 + 90% de agua (tubo 3),
- Se vuelve a hacer una disolución en agua con el 10% del tubo 3 + 90% de agua (tubo 4),
- Se vuelve a hacer una disolución en agua con el 10% del tubo 4 + 90% de agua (tubo 5),
...
- Se vuelve a hacer una disolución en agua con el 10% del tubo 99 + 90% de agua (tubo 100).
Posteriormente, esta preparación será sometida a dinamización, que es la agitación del producto para que este pueda ser activo biológicamente.
Así, la homeopatía asegura una eficacia y total seguridad de un determinado producto, ya que este no tendrá efectos secundarios.
Sin embargo, a día de hoy, existen numerosos debates que cuestionan estos principios; y es que la homeopatía sigue suponiendo una de las mayores controversias en el mundo de la terapéutica ya que sus principios parecen carecer de fundamento científico.
Resulta lógico plantearse numerosas cuestiones al respecto, ya que por lo que hemos podido leer hasta entonces, no hemos visto en ningún momento el concepto mecanismo de acción, ya que este supone ser subyacente de los dos principios anteriormente nombrados.
Efecto placebo y dosis efectiva
Desde un punto de vista objetivo, químicamente hablando, ninguno de estos principios parece tener sentido alguno. Además, tampoco parecen haber sido demostrados, como iremos viendo en las siguientes líneas.
Bien es cierto que ha habido muchos casos aislados en los que se han encontrado efectos terapéuticos, pero… ¿es como consecuencia de alguna acción farmacológica o más bien se trata de un resultado aislado al que podríamos respaldar como consecuencia de un efecto placebo?
Muchos ya lo conoceréis, pero recordamos que el efecto placebo es ese efecto o acción terapéutica producida por sustancias inocuas en individuos enfermos, quienes se autoconvencen de que están tomando un medicamento realmente eficaz.
Que estas sustancias sean inocuas significa que están libres de efectos adversos, y que, además, también estén libres de acción farmacológica, quiere decir que sí, que probablemente sean seguras en las dosis recomendadas, pero no son eficaces.
Desde un punto de vista ético, el efecto placebo usado fuera de ensayos clínicos resulta un tema bastante peliagudo ya que no deja de ser un engaño terapéutico al paciente. Si se piensa bien, se vende un producto que no va a resultar eficaz afirmando que este sí lo es. Al margen de lo que pueda pensar cada uno de nosotros, no deja de ser una mentira, un auténtico engaño al paciente que puede traer consigo una serie de repercusiones a nivel legal.
Las bases de la farmacología explican que el funcionamiento básico de un fármaco en el organismo tiene lugar de la siguiente manera:
“Un medicamento, con su principio activo y excipientes, entra en nuestro organismo y, según la vía de administración, accede al torrente circulatorio y/o al órgano diana donde mediante una serie de interacciones con receptores o estructuras implicadas en respuestas celulares, se genera un efecto terapéutico”.
Para que esto se produzca es necesario que, primero, esté presente la sustancia en cuestión; y segundo, que la sustancia se encuentre en la cantidad suficiente para poder realizar un efecto fisiológicamente significativo (concentración mínima eficaz y/o dosis efectiva) (Figura 1).

Figura 1.Para que una sustancia farmacológica tenga efecto terapéutico es necesario que, primero, esté presente la sustancia en cuestión en el fármaco; y segundo, que la sustancia se encuentre en la cantidad suficiente para poder realizar un efecto fisiológicamente significativo.
Teniendo presente esta máxima para que un fármaco sea eficaz que implica una dosis mínima efectiva, entonces ¿puede una preparación homeopática alcanzar una dosis efectiva teniendo en cuenta que partimos de una solución acuosa o alcohólica en la que tendremos una ínfima parte de principio activo?
Y eso suponiendo que realmente está presente, que existe esa sustancia en la solución que se oferta a la venta, porque no existe una legislación vigente que controle rigurosamente la veracidad de estos productos.
Gastos sociales de la homeopatía
Por otro lado, la homeopatía puede suponer un riesgo de cara al tratamiento de determinadas patologías, aumentando los gastos invertidos en servicios de atención hospitalaria a pacientes no tratados adecuadamente, viéndose así un aumento del número de hospitalizaciones.
Otro aspecto a tener en consideración es que la homeopatía se está comercializando a precios desorbitados, en comparación con medicamentos cuya eficacia, seguridad y dosis efectiva han sido testados en ensayos clínicos, de acuerdo con el protocolo de comercialización y venta de nuevos fármacos.
Veremos así que muchos medicamentos son financiados por la Seguridad Social, facilitando la accesibilidad terapéutica a muchas personas, mientras que la homeopatía, cuya efectividad no va más allá de un efecto placebo muchas veces, duplica y triplica estos precios.
El sector, que hace años llegó a plantearse alcanzar 100 millones de euros en España, ve ahora cómo sus ingresos se limitan a unos 40 millones al año, algo que, sin embargo, supone una elevada cantidad en vistas de su verdadera efectividad. La caída ha impactado hasta al líder, el grupo francés Boiron®, que redujo su cifra de negocio en el mercado nacional desde los 25 millones de 2014 a los 17.8 millones de euros en 2018.
Evidencia científica sobre la homeopatía
Muchos defensores de la homeopatía respaldan su postura en que quienes exponen que este tipo de terapias no sirven, verdaderamente lo hacen porque no saben explicar su funcionamiento, añadiendo que existen mecanismos por los cuales este tipo de terapia sí funciona, pero la cuestión es que se desconocen.
En otras palabras, ¿funciona, pero no se sabe por qué funciona?
Muchos son los autores que han realizado revisiones sistemáticas extensas de las investigaciones preclínicas de la homeopatía. Vickers et al., ya en 1999, realizó una revisión en base a 120 artículos donde los resultados obtenidos no eran replicables, había grandes fallos y defectos en la metodología utilizada, y en ellos se obtenían resultados contradictorios que impedían obtener cualquier tipo de conclusión rigurosa.
Esto se repite frecuentemente en las revisiones encontradas. Y no sólo eso, sino que los estudios que ofrecen resultados positivos suelen estar financiados y/o sesgados por entidades e industrias que apoyan la homeopatía.
La baja calidad de los estudios que ofrecen resultados positivos en la salud por el tratamiento con productos homeopáticos está más que presente y queda reflejada en la revisión sistemática de Mathie et al. (2015), quienes realizaron un metaanálisis previo al estudio de 75 ensayos controlados aleatorizados (ECA).
Observaron que de los 75 ECA solo pudieron extraer datos de 54 ensayos, 62 ensayos tuvieron algún tipo de sesgo, y solamente 3 ensayos de buena calidad mostraron resultados a favor de la homeopatía:
- Uso de Plumbum metallicum para el envenenamiento de plomo,
- El complejo OTC Acthenae para el síndrome menopáusico, y
- Traumeel para el dolor postoperatorio.
No se puede afirmar que haya resultados eficaces de la homeopatía sobre el placebo y/o tratamientos convencionales, excepto en el caso de tres productos: (1) Plumbum metallicum para el envenenamiento por plomo, (2) Complejo OTC Acthenae para el síndrome menopáusico, y (3) Traumeel para el dolor postoperatorio.
Resumen y conclusiones
Las conclusiones principales obtenidas, por tanto, son:
- No existe evidencia científica demostrable sobre el tratamiento de la homeopatía frente a diversas enfermedades que superen al tratamiento convencional.
- Los medicamentos homeopáticos no son superiores al placebo, sino que tienen una eficacia similar.
- Los estudios son de baja calidad ya que en la mayoría de los casos las muestras de población elegidas son muy pequeñas y, por tanto, no son representativas. Serían necesarias más investigaciones, pero de mayor calidad y con una muestra de población significativa.
- Muchas entidades con intereses económicos de por medio que apoyan la homeopatía financian la mayoría de estudios que ofrecen resultados positivos (revisión). Detrás de ello hay un objetivo comercial de placebo a precio de oro, muchos de ellos con valor superior al de gran cantidad de medicamentos que, por otro lado, sí han demostrado efectividad y seguridad en ensayos clínicos.
Podemos concluir que la homeopatía es una terapia que no presenta fuerza terapéutica más allá de la que puede proporcionar un placebo. No debería ser vista como terapia efectiva basada en la evidencia hasta que no se encuentren resultados concluyentes en estudios verdaderamente convincentes.